jueves, 28 de agosto de 2014

Medio ambiente



El daño ambiental planetario tiene en el hombre su mayor causante.


Nos asiste un progreso insostenible, alimentado por la codicia de grupos humanos olvidados de las graves afectaciones a la naturaleza: los ensayos nucleares, la deforestación, explotaciones y extracciones mineras, arrojo de basuras peligrosas y no biodegradables, etc., actitudes todas destructoras que podrían pasar cuenta de cobro definitiva y cruenta si no controlamos nuestros excesos y ambiciones.

Son los gobiernos, principalmente, los encargados de controlar la contaminación ambiental y procurar el desarrollo sostenible con la colaboración de las empresas, industrias, tecnología y ciudadanos del globo. Las consecuencias funestas del desinterés político para el alivio ambiental se han manifestado, terriblemente, en tsunamis, ciclones, inundaciones, terremotos, de hielo polar, cambio climático y otros fenómenos que llenan de incertidumbre nuestro futuro. El 11 de diciembre de 1997 los países industrializados se comprometieron a ejecutar un conjunto de medidas para reducir los gases de efecto invernadero y evitar el recalentamiento global, bajo el Protocolo de Kioto, de Naciones Unidas. La duración del segundo período del convenio será hasta 2020.

Sin embargo, este acuerdo denotó un débil compromiso de países como Estado Unidos, Rusia, Japón y Canadá. Debe existir fuerza jurídica vinculante para todos los países del mundo con gran responsabilidad política y ciudadana, aportando solidaridad, dedicación, ciencia y logística para mantener un medio ambiente compaginado con la armonía biológica. Colombia atraviesa una fase de desequilibrio en su ecosistema, sucediendo inviernos con fuertes lluvias inundadoras y exagerados recalentamientos y sequías, a pesar de ser un país privilegiado en aguas. Territorios como el Casanare han sido castigados por la aridez, 276 mil hectáreas, dejando miles de cadáveres de animales afectados por la prolongada sequía. La Guajira sufre de absoluta falta de agua y por ello la población infantil ha llevado los peores males, incluso, hasta la muerte. Los niños guajiros no solo padecen el rigor de la falta de agua potable, también el hambre. Más de 37 mil niños sufren de desnutrición. El Atlas Global de justicia ambiental nos ubica en el trágico segundo lugar con 72 conflictos significativos de 1.000 en el mundo. El modelo económico ha contribuido a nuestros padecimientos.

En el gobierno anterior se creó el 63% de los conflictos ambientales (Reseña de Colombia). El 53% de la población Colombiana no tiene acueducto, el 82% no posee alcantarillado. El científico brasileño Antonio Nobre advierte que “la deforestación en el Amazonas está cambiando el clima de todo el continente. Las razones de la sequía en Colombia, así como la que afecta a los 14 millones de habitantes de São Paulo, podrían estar ocultas en la selva”. Cuando la deforestación sea tan irracional que los ríos y quebradas se sequen, quedando sus cauces en piedras y arena, la vegetación se arruine en desiertos, la flora y la fauna desaparezcan, entenderemos que el progreso insostenible, con montones de dineros acumulados por algunos, sirve para calificar la desgracia humana. La cumbre Río+20 es un seguimiento a los compromisos adquiridos por estados miembros de la ONU.

La exministra del Medio Ambiente Luz Helena Sarmiento explicó que el modelo de aseo “Basura Cero”, implementado por el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, debe extenderse a todas las ciudades del país. La conservación de nuestro planeta con un medio ambiente sostenible, adecuado a la vida y al progreso, dependerá de la verdadera conciencia humana para tratar nuestra madre naturaleza con lujo de detalle, brindándole toda la protección global.

No hay comentarios:

Publicar un comentario