Conoce tres formas en las que podrías distraer o interrumpir a tu equipo sin darte cuenta, disminuyendo su enfoque y mermando sus resultados.
En los últimos seis años, mi esposa Jodi y yo hemos lanzado tres negocios y contratado y despedido a varios empleados. Hemos aprendido (por la mala) que hay ciertas cosas que pueden estropear la productividad diaria de los empleados. Esto no es ninguna sorpresa: los emprendedores generalmente están estresados y transmiten su estrés a su equipo, haciéndolo menos productivo.
Hace unos días decidí preguntar a un grupo de empleados qué hacían sus jefes que ellos creían que afectaba su productividad. Éstas son las cuatro respuestas que escuché más veces:
“Me micro-administra. Pero yo sé cómo priorizar mi trabajo”
“No reconoce el trabajo que he hecho. Sólo nota lo que me falta por hacer”
“Me sorprende con preguntas sobre el negocio para las que no estaba preparado”
“Me llama o se para frente a mi escritorio y habla sin parar sobre asuntos personales mientras intento trabajar”
También podrías estar tan inmerso en tu propio estrés que no notes que estás causando que tus empleados se estresen todos los días. Y lo peor: cuando tu equipo se estresa, son menos productivos y efectivos.
Te compartimos tres formas en las que podrías ‘descarrillar’ la productividad de tus empleados sin darte cuenta:
1. Haces la pregunta: “¿Tienes un minuto?”
Existen tres tipos de conversaciones que tienes todos los días con otras personas: las que construyen relaciones, las transaccionales y las de oportunidad de desarrollo. “¿Tienes un minuto?” es generalmente el inicio de una plática transaccional.
Esto es problemático por dos razones: Primero, porque lo que vas a preguntar tomará más de un minuto en responder. Generalmente interrumpir el flujo de trabajo de un empleado envía un mensaje de que no valoras o respetas su habilidad para enfocarse y hacer su trabajo. Segundo, podría no estar en una posición (física o mental) en ese momento para tener una conversación.
La próxima vez que necesites reunirte un tiempo con un empleado envíale un e-mail para explicarle exactamente para qué necesitas “un minuto”, y de ser posible, hazlo de 12 a 24 horas antes para que puedan estar preparados.
2. Dictas sin preguntar qué es lo que necesitan hacer para mejorar su trabajo
Una de mis formas favoritas de hacer que todos los que me rodean sean más productivos es terminar las conversaciones preguntándoles qué necesitan de mí para completar la tarea. Me gusta preguntar: “Ahora que ya hablamos de eso, ¿qué necesitarás preguntarme o pedirme en las próximas 72 horas?”.
Uno de mis clientes, Joe Bruzzese de Spriego, un sitio Web para reportar bullying, empezó a hacer esto y descubrió que en una semana cinco de sus empleados habían hecho 27 preguntas en total cuando terminaba las conversaciones con esta pregunta. En algún punto iban a tener esas dudas, y gracias a que las esclarecieron desde antes pudieron ser más capaces de cumplir las tareas que tenían a su cargo.
3. Envías mensajes confusos acerca de las metas de tu empresa
Fíjate el propósito de recordarle a tu equipo cuál es tu principal objetivo. Aunque pudiera parecer obvio, una de las mayores formas de evitar que tus empleados sean productivos es enviándoles un mensaje confuso sobre cuál es tu meta.
Al ser claro sobre los propósitos de tu empresa es posible que todos establezcan sus prioridades y hagan todos los días su mejor esfuerzo. Al tener mayor compromiso hacia nuestro trabajo, nuestro nivel de estrés es menor y somos más eficientes.
Durante la próxima semana lleva contigo una libreta. Monitorea cuántas veces interrumpes o distraes a tus empleados en alguna de estas tres formas. Podrías notar que, de hecho, les estás provocando estrés; minimiza el estrés y conseguirás que terminen antes el trabajo.
Hace unos días decidí preguntar a un grupo de empleados qué hacían sus jefes que ellos creían que afectaba su productividad. Éstas son las cuatro respuestas que escuché más veces:
“Me micro-administra. Pero yo sé cómo priorizar mi trabajo”
“No reconoce el trabajo que he hecho. Sólo nota lo que me falta por hacer”
“Me sorprende con preguntas sobre el negocio para las que no estaba preparado”
“Me llama o se para frente a mi escritorio y habla sin parar sobre asuntos personales mientras intento trabajar”
También podrías estar tan inmerso en tu propio estrés que no notes que estás causando que tus empleados se estresen todos los días. Y lo peor: cuando tu equipo se estresa, son menos productivos y efectivos.
Te compartimos tres formas en las que podrías ‘descarrillar’ la productividad de tus empleados sin darte cuenta:
1. Haces la pregunta: “¿Tienes un minuto?”
Existen tres tipos de conversaciones que tienes todos los días con otras personas: las que construyen relaciones, las transaccionales y las de oportunidad de desarrollo. “¿Tienes un minuto?” es generalmente el inicio de una plática transaccional.
Esto es problemático por dos razones: Primero, porque lo que vas a preguntar tomará más de un minuto en responder. Generalmente interrumpir el flujo de trabajo de un empleado envía un mensaje de que no valoras o respetas su habilidad para enfocarse y hacer su trabajo. Segundo, podría no estar en una posición (física o mental) en ese momento para tener una conversación.
La próxima vez que necesites reunirte un tiempo con un empleado envíale un e-mail para explicarle exactamente para qué necesitas “un minuto”, y de ser posible, hazlo de 12 a 24 horas antes para que puedan estar preparados.
2. Dictas sin preguntar qué es lo que necesitan hacer para mejorar su trabajo
Una de mis formas favoritas de hacer que todos los que me rodean sean más productivos es terminar las conversaciones preguntándoles qué necesitan de mí para completar la tarea. Me gusta preguntar: “Ahora que ya hablamos de eso, ¿qué necesitarás preguntarme o pedirme en las próximas 72 horas?”.
Uno de mis clientes, Joe Bruzzese de Spriego, un sitio Web para reportar bullying, empezó a hacer esto y descubrió que en una semana cinco de sus empleados habían hecho 27 preguntas en total cuando terminaba las conversaciones con esta pregunta. En algún punto iban a tener esas dudas, y gracias a que las esclarecieron desde antes pudieron ser más capaces de cumplir las tareas que tenían a su cargo.
3. Envías mensajes confusos acerca de las metas de tu empresa
Fíjate el propósito de recordarle a tu equipo cuál es tu principal objetivo. Aunque pudiera parecer obvio, una de las mayores formas de evitar que tus empleados sean productivos es enviándoles un mensaje confuso sobre cuál es tu meta.
Al ser claro sobre los propósitos de tu empresa es posible que todos establezcan sus prioridades y hagan todos los días su mejor esfuerzo. Al tener mayor compromiso hacia nuestro trabajo, nuestro nivel de estrés es menor y somos más eficientes.
Durante la próxima semana lleva contigo una libreta. Monitorea cuántas veces interrumpes o distraes a tus empleados en alguna de estas tres formas. Podrías notar que, de hecho, les estás provocando estrés; minimiza el estrés y conseguirás que terminen antes el trabajo.
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