viernes, 1 de febrero de 2013

¿Merece la pena comprar un coche eléctrico o un coche híbrido?




Explicaremos si merece la pena comprarse un coche de motorización alternativa, en concreto un coche eléctrico o un coche híbrido.

Para empezar convendría explicar qué es cada cada uno de ellos y así despejar cualquier tipo de duda al respecto. Por un lado todos conocemos los coches de combustión interna, es decir un coche motor de gasolina o un coche con motor diésel. En otras palabras, son los coches convencionales, esos que usamos o vemos a diario.

¿Qué es un coche eléctrico?

Si hablamos de un coche eléctrico, la lógica nos sugiere que debe de ser un coche con motor eléctrico. Y así es. Este motor funciona con la electricidad acumulada en un paquete de baterías de gran tamaño que se recargan enchufando el coche a una toma de corriente (es tal cual lo que haríamos para recargar nuestro teléfono móvil, pero en este caso es un coche).

Lo habitual es que un coche eléctrico no tenga caja de cambios como tiene un coche de combustión (con cinco o seis marchas), porque no la necesita. Basta con acelerar y el motor eléctrico irá subiendo de vueltas y aumentando la velocidad del coche.

Como no hay cambios de marcha, la conducción de un coche eléctrico es muy parecida a la de un coche con cambio automático, pero mucho más suave y cómoda, sin tirones ni sacudidas de ningún tipo. Son muy silenciosos y no generan emisiones locales (no contaminan el aire de la ciudad).

El inconveniente de los coches eléctricos es que su autonomía es más limitada que en un coche de gasolina o diésel. Por el momento se podría decir que no sirven para viajes largos, sino solo para desplazamientos cortos por la ciudad o desplazamientos medios entre los alrededores y el centro urbano, o entre dos ciudades dentro de la misma provincia.

En general la autonomía de un coche eléctrico suele ser de entre 125 y 200 km por carga completa. Por ejemplo un coche eléctrico de los que se venden en España es el Nissan LEAF.

Conviene citar también que hay un tipo especial de coche eléctrico que se denomina coche eléctrico de rango extendido (o bien de autonomía extendida), que consiste en que además del motor eléctrico y las baterías, hay un pequeño motor de combustión interna, normalmente de gasolina, con su pequeño depósito de carburante, que funciona como un generador para producir energía eléctrica con la que recargar las baterías y alimentar el motor cuando estas estén casi descargadas.

El inconveniente es que este tipo de coches son mas caros. Un ejemplo de coche eléctrico de rango extendido es el Opel Ampera. Por cierto, no hay que confundir este tipo de coche eléctrico con los coches híbridos (aunque se parezcan).

¿Qué es un coche híbrido?

Un coche híbrido es algo así como una mezcla entre coche de combustión y coche eléctrico. Lo habitual es que tengamos un motor de combustión interna eficiente, con una caja de cambios automática, y su depósito de carburante (gasolina o gasóleo), y a la vez también tengamos un motor eléctrico con sus baterías recargables.

En un coche híbrido son los dos motores los que mueven las ruedas. Puede funcionar solo un motor, el otro, o incluso los dos a la vez según sea necesario, dependiendo de la potencia que demandemos al pisar el acelerador. Un sistema electrónico se encarga de gestionarlo automáticamente sin que tengamos que preocuparnos.

En estos coches las baterías se recargan por sí solas durante la marcha. No hay que enchufar el coche en ningún momento. Lo que sucede es que gracias a la retención del motor o a los frenos regenerativos, se aprovecha la energía cinética del coche (es decir el movimiento, el giro de las ruedas) para generar electricidad, que recarga las baterías.

En general se podría decir que un coche híbrido consume aproximadamente un 30% menos que el coche de combustión equivalente.

Por cierto, hoy en día hay coches híbridos tanto con motor de gasolina más motor eléctrico, como con motor diésel más motor eléctrico. Depende un poco de cada marca. Un ejemplo de coche híbrido con motor de gasolina es el Toyota Prius, y uno con motor diésel es el Peugeot 3008 HYbrid4.

Como los coches híbridos no dependen exclusivamente de la energía acumulada en las baterías, no tienen el inconveniente de la autonomía limitada de los coches eléctricos. En el peor de los casos el coche seguirá funcionando gastando gasolina o gasóleo. Es por eso que se pueden hacer viajes largos con ellos.

También aquí conviene citar que empieza a llegar un nuevo tipo de coche híbrido un poco especial, el coche híbrido enchufable. Es básicamente el mismo coche híbrido pero con unas baterías algo más grandes que además se pueden recargar enchufando el coche a una toma de corriente. Con esto lo que se consigue es poder usar el coche más kilómetros en modo exclusivamente eléctrico y reducir un poco más el consumo de carburante.

¿Ahorran dinero a largo plazo?

Un coche eléctrico tiene por el momento un precio de compra bastante más elevado que el de un coche de gasolina o gasóleo convencional equivalente. De todos modos en España hay ayudas del Estado para la compra de este tipo de vehículos que reducen un poco su precio tan alto.

Aún siendo más caros, debido a que los coches eléctricos son más eficientes que los coches de combustión, permiten ahorrar mucho. Es decir un coche eléctrico consume menos para hacer 100 km. Comparando el mismo coche pero con tres motores diferentes, gasolina, gasóleo y eléctrico, el eléctrico consume la cuarta parte que un coche de gasolina, y la tercera parte que un coche diésel.

Así que considerando el precio de la electricidad en tarifa supervalle, recargando un coche eléctrico medio (de unos 100 CV) durante la noche, cuando lo dejamos aparcado en el garaje mientras dormimos, hacer 100 km viene a costar unos 1,35 euros, impuestos incluidos (18,5 kWh/100 km). En un coche diésel de similar tamaño y potencia esos 100 km nos pueden costar unos 7,60 euros (5,75 l/100 km) y en un coche de gasolina unos 9,80 euros (7,0 l/100 km).

La diferencia es clara. Es importante saber que el coche eléctrico también permite ahorrar dinero a medida que se hacen kilómetros gracias a su inferior coste de mantenimiento, aproximadamente un 20% menor. No hay que sustituir aceite, ni filtro de aceite, ni filtro de aire, ni de combustible, ni correa de distribución, ni embrague, etcétera.

Los frenos de un coche eléctrico, por ejemplo, duran más kilómetros porque se usan menos, al frenar más con el motor y el sistema de frenado regenerativo. Eso sí, después de unos diez años y unos 200.000 km (depende un poco de la marca) puede que sea necesario sustituir las baterías.

Además en ciertos ayuntamientos los coches eléctricos tienen un descuento de hasta el 75% en el impuesto municipal de circulación (IVTM), o no están exentos de pagar en zona azul. Incluso el seguro de un coche eléctrico, aún siendo algo más caro el coche, suele ser algo más barato.

Desde hace poco hay una herramienta calculadora/comparador entre coches eléctricos y de combustión, llamada CEVNE y accesible a través de internet, que resulta muy completa para conocer con detalle el coste global de cada uno y ver cuál nos resulta más interesante (aquí puedes ver algunos ejemplos). Esta herramienta tiene en cuenta también en el cálculo el coste de sustituir las baterías del coche eléctrico llegado el momento.

En general se podría decir que un coche eléctrico se amortiza y sale rentable, incluso frente a un diésel, cuando se hacen muchos kilómetros al año, aproximadamente 21.000 o más kilómetros, lo que viene a ser unos 60 kilómetros diarios, considerando un uso de al menos ocho o diez años. Claro, no olvidemos que el coche eléctrico no nos permite hacer viajes largos, y su uso será fundamentalmente para ciudad y alrededores dentro de la provincia.

También hay coches eléctricos con las baterías en alquiler, como por ejemplo el utilitario Renault ZOE o la berlina Renault Fluence Z.E.. Esto signfica que el precio de compra es bastante más bajo, del orden de unos 9.000 euros menos, pero luego hay que pagar una cuota mensual por el alquiler de las baterías. Esto también tiene una ventaja: el responsable de las baterías es el fabricante, y si se deterioran las sustituye sin cargo para nosotros.

Un coche híbrido suele tener un precio no tan elevado con respecto a un coche de gasolina o diésel, pero el ahorro por cada 100 km no es tan notable como con un coche eléctrico, así que al compararlo con uno similar (no olvidando el cambio automático) la amortización suele llegar de nuevo si se hacen entre bastantes y muchos kilómetros al año.

Pensemos en un coche híbrido de gasolina, hacer 100 km con él puede costar unos 7,00 euros (5,0 l/100 km), mientras que con un diésel similar de cambio automático serían unos 8,60 euros (6,5 l/100 km). En general a partir de unos 15.000 km al año puede resultar más interesante el híbrido que un diésel, considerando un uso del coche de al menos ocho o diez años.

Si lo comparamos con un coche diésel de cambio manual, algo más barato y con un consumo algo más bajo, la amortización del híbrido tarda algo más en llegar y habría que hacer más kilómetros al año. De todos modos lo más recomendable siempre es estudiar con la calculadora en la mano los dos modelos exactos que se quieran comparar, considerando la diferencia de precio de compra, y el consumo de cada uno.

Tomado de http://www.ennaranja.com/para-ahorradores/merece-la-pena-comprar-un-coche-electrico-o-un-coche-hibrido

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